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Durante su primer año de medicina, Sarah descubrió que le encantaba estudiar medicina legal. Pudo obtener una beca para estudiar durante el verano con unos medicos forenses en el extranjero. Durante este tiempo, se esforzó por aprender tanto como pudo sobre los diferentes trastornos y enfermedades del sistema nervioso que pueden afectar a la gente y cómo los profesionales de la salud pueden ayudar a los afectados. Su experiencia fue invaluable y la motivó a seguir adelante con su carrera. Terminó los estudios de medicina y obtuvo un puesto en un hospital local como residente en medico forense. Tras dos años de formación, se graduó y logró un puesto como medico forense en un hospital.